
“El 23 de febrero de 1936 el Coronel Riggs, responsable de la masacre de Río Piedras y quien públicamente declara “guerra, guerra y guerra contra los nacionalistas”, cae muerto en las calles de San Juan de dos balazos que le disparara el héroe puertorriqueño Elías Beauchamp, y su compañero y amigo Hiram Rosado, héroe de la independencia, fueron arrestados, conducidos al Cuartel General de la Policía, y asesinados a sangre fría por órdenes del Coronel Cole, jefe del Regimiento 65 de Infantería de Estados Unidos. Semanas después el Coronel Cole fue ascendido al grado de Brigadier por el Presidente Roosevelt y trasladado a Estados Unidos.”(Corretjer, 1948: 87)
Cabe destacar que Riggs era una persona quien había participado en importantes acciones del gobierno estadounidense a nivel internacional. Este fue nombrado por el gobernador Blanton Winship, que a su vez fue nombrado por el Presidente Roosevelt como gobernador de Puerto Rico con la intención de que éste con su conocimiento militar reprimiera los movimientos formantes. El trasfondo anticomunista de Riggs lo hace el candidato perfecto para ejecutar la lucha de clases en su forma más violenta. Riggs fue un militar americano que estuvo activo en Rusia durante la Revolución Bolchevique y la guerra civil rusa que le siguió en oposición al nuevo estado socialista que se iba formando. Previo a ser enviado a Puerto Rico Riggs se encontraba en Nicaragua donde había estado involucrado en el asesinato de Sandino. Winship y Riggs comienzan un proceso de armar y militarizar la policía de Puerto Rico, accionando su declaración de guerra contra los nacionalistas. Estos sucesos llevan al desatamiento de la Masacre de Río Piedras, del 24 de octubre hace 87 años.
“Una nueva ola de intensidad patriótica recorrió el alma nacional. La afluencia de pueblo al sepelio de ambos héroes y mártires rebasó todo precedente de manifestación pública en Puerto Rico. El pueblo, dirigido por el partido, glorificó a los héroes y mártires. El retrato de Elías Beauchamp y de Hiram Rosado circuló por cientos de miles a través de los hogares puertorriqueños.
El gobierno estaba anonadado. Salvo la reacción inmediata de la orden del Coronel Cole—quien la dio encerrado en la fortaleza de El Morro y quién de allí no salió hasta volar a Estados Unidos, excepto para concurrir al sepelio del Coronel Riggs, y la acción policial que media hora después del suceso asaltó la imprenta y redacción de La Palabra—la acción del gobierno, inclusive la del General Winship y toda la oficialidad yanqui, fue de franca cobardía.” (Corretjer, 1948: 88)
Como respuesta del ajusticiamiento de Riggs, el congresista estadounidense Millard Tydings presentó en 1936 un proyecto de ley supuestamente para la independencia de Puerto Rico. El Proyecto Tydings era para otorgar la independencia si los puertorriqueños lo aprobaban. Sin embargo, el proyecto ofrecía una independencia con consecuencias económicas sumamente adversas para Puerto Rico. Por ejemplo, incluía una medida que disponía que el impuesto de aduana que cobraría EEUU sobre los productos puertorriqueños importados aumentarían 25% anualmente durante cuatro años. Hubo divisiones en el liderato político, unos dispuestos a someterse al proceso propuesto en el proyecto y otros que no. Todos reconocían que lo que ofrecía el proyecto era una independencia en ruinas.

La figura de Riggs y el proyecto Tydings son un ejemplo de las manipulaciones del gobierno imperial, ante la radicalización de la lucha, de usar no únicamente estrategias militares sino también económicas para manipular, persuadir y desviar el fervor revolucionario. Hoy día confrontamos situaciones similares con instituciones/organizaciones no gubernamentales auspiciadas por reaccionarios que abogan por reformas al sistema, mientras a su vez colaboran con la Junta de Control Fiscal y el imperialismo norteamericano, todo esto como una válvula de escape, evitando la única forma en que lograremos la abolición de la explotación: la lucha revolucionaria en la calle. ¡Que vivan nuestros héroes y mártires! ¡Marchemos juntos por un primero de mayo combativo y revolucionario! ¡La lucha obrera no tiene fronteras, la clase obrera no tiene fronteras! ¡Que viva el comunismo!
Bibliografía:
- Corretjer, Juan Antonio. La lucha por la independencia de Puerto Rico. 1948.
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