LAS CONTRADICCIONES DE LA COLONIA

DE BARCAZAS DE DIESEL, ALCALDES PRESOS, POLICIAS GRINGOS Y COMANDANTES MILITARES

Casa en medio de una inundación en Cayey, pueblo montañoso del norte centro de la isla.

La lucha de clases en la sociedad capitalista se manifiesta de diferentes maneras, incluyendo la lucha entre la burguesía, la pequeña burguesía y sus políticos representantes. El mejor ejemplo hoy en Puerto Rico es la polémica con algunos alcaldes que han tomado la iniciativa de crear brigadas independientes de trabajadores jubilados de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y otros expertos en el manejo de redes eléctricas para levantar el sistema energético dañado durante el huracán Fiona, que recientemente azotó a la isla, haciendo frente a la ineptitud del gobierno y su empresa privatizadora, Luma Energy, que a un año de su contratación y a dos semanas de enfrentar su primer evento atmosférico y a pesar de los cantos de sirena de que estaban super preparados para ello, no han podido cumplir con poner en pie el sistema energético del país. Hoy estos alcaldes son amenazados con posibles arrestos por parte de Luma Energy, lo cual muestra que lo prioritario para dicha empresa es la preservación de sus intereses económicos por encima de los intereses del pueblo trabajador.

Actualmente, hay nueve hospitales sin energía eléctrica, y más de 300,000 personas permanecen aún sin luz en sus casas y negocios. Hay aquellos quienes ven a estos alcaldes como «héroes», y no debe haber duda de su interés en ayudar a sus constituyentes y aliviar la crisis por la que atraviesan. Sin embargo, no podemos olvidar que son representantes de sus partidos políticos, tan culpables como el gobierno colonial en la crisis que confrontamos en la colonia. Por mejores intenciones que estos alcaldes tengan, son parte de la estructura gubernamental y el componente de esta colonia capitalista que causan las crisis por las que atraviesa el país. Pero en sí su trabajo político les obliga, para preservar sus puestos políticos como alcaldes, a tener que recurrir a soluciones tan extremas como dejarse arrestar para resolver los problemas de sus constituyentes. La diferencia entre estos representantes públicos y electos es que son políticos asalariados y no activistas que luchan con una conciencia de clase para ir más allá de lo inmediato y no solo resolver, sino transformar de una vez y para siempre esta sociedad. Por eso no debemos perder de perspectiva de que nuestro trabajo como activistas de la llamada izquierda es tener cuidado en apoyar estas acciones y aunque sea del agrado o simpatía a nuestra causa, combatir la falsa impresión de que es a través de estos individuos representantes electos que lograremos el cambio cualitativo que aspiramos. No olvidemos la experiencia de la ex senadora Norma Burgos por el Partido Nuevo Progresista (PNP) que cree en la anexión a EEUU, y la lucha de Vieques. Históricamente, en vez de la izquierda ganarse el centro, el centro se gana a la izquierda y la derecha al centro y permanecemos en la misma inercia en que nos encontramos hoy día. Nuestra lucha no es una dentro del sistema, sino contra el sistema.

El gobierno ha optado por, en lugar de contratar ex empleados de la AEE, expertos y conocedores al cien del sistema energético del país, prefiere militarizar la crisis. Hemos visto como los gobernadores de Nueva York y Nueva Jersey enviaron a 140 policías para apoyar el esfuerzo de recuperación del país. Hay aquellos quienes han sugerido incluso que se ponga un comandante militar para manejar tanto el gobierno estatal como a LUMA, exponiendo una vez mas la farsa e hipocresía del sistema colonial capitalista. De igual forma, la situación con la barcaza de diesel apostada en las costas de Puerto Rico, pero por no ser de bandera americana, y por virtud de las leyes de cabotaje (Ley Jones) impuesta por el Congreso gringo, no puede entrar al país para abastecernos del preciado diesel que tanto necesitamos para aliviar un poco esta crisis.  Prima la arrogancia del imperio por sobre la cuestión de la necesidad de aliviar una crisis humanitaria. ¡Hasta ahí llega la democracia de los campeones del libre mercado!

Una vez más se evidencia el estatus colonial capitalista de Puerto Rico y su doble moral racista, de discriminación y explotación del imperialismo norteamericano. Creemos en la unidad con principios. Unidad sin principios solo tiene un nombre: oportunismo. Hacemos un llamado a la unidad de la clase trabajadora, a la organización y a la militancia. Eso solo es posible con un partido comunista revolucionario que sea capaz como vanguardia revolucionaria de transformar la sociedad cualitativamente.  ¡Todo el poder a la clase trabajadora! ¡Que viva el Comunismo!