“El régimen de producción capitalista como corresponde a su carácter contradictorio y antagónico, da un paso más y dilapida la vida y la salud del obrero, considerando la degradación de sus mismas condiciones de vida como economía en el empleo del capital constante y, por tanto, como medio para la elevación de la cuota de ganancia”. (Carlos Marx, El Capital, vol. III, p. 99.).
Para comprender en todo su alcance las leyes de la acumulación, no puede perderse tampoco de vista la situación del obrero fuera de la fábrica, su comida y su vivienda”. (Carlos Mar x, El Capital, vol. I,op. cit.,p. 554).
I. Introducción
El bienestar de los seres humanos depende grandemente de su estado de salud emocional y físico. Ese estado lo determinan múltiples factores interrelacionados: biológicos, ambientales, sociales, económicos, políticos y culturales. La salud en esta sociedad contemporánea está basada en la medicina alopática (farmacología/sintética química), que a su vez se sustenta en la sintomatología del paciente versus la salud del paciente de forma holística y prevención de enfermedades. Esto es así porque la medicina, por la naturaleza de la sociedad capitalista, está concentrada en el lucro de las farmacéuticas, aseguradoras, clínicas e instituciones privadas, la profesión médica, y no en la prevención de enfermedades y en el bienestar del paciente.
En este escrito no se pretende examinar todos estos factores que de forma compleja determinan el estado de salud de las personas, por lo que no capta toda la complejidad de cómo el capitalismo afecta la salud. Sin pretender ser exhaustivo, el objetivo de este escrito es examinar algunas de las formas de cómo el capitalismo ha afectado la salud y cómo se manifiesta esa relación entre salud y capitalismo en el caso de Puerto Rico.
II. El capitalismo: ¿peligroso para la salud?
A. El impacto de la actividad de producción capitalista sobre la salud
Los procesos relacionados con la salud involucran factores biológicos, social-económicos (coloniales) y políticos. Estos factores están determinados por las condiciones socio económicas e históricas, especialmente en el modo de producción dominante de cada momento. Las enfermedades y servicios de salud de cada época (feudal, capitalismo) no son las mismas de la era del capitalismo industrial actual. Están sujetas a los avances de la tecnología de cada época (ej: vacuna del COVID-19) y a la relación con los medios de producción y la industrialización. Es decir, no es ni será estático. Está en constante cambio. Según va cambiando la tecnología, por igual cambian los protocolos de los tratamientos médicos hacia las enfermedades.
Como ejemplo del carácter cambiante de la salud y su relación con el modo de producción veamos la actual pandemia de COVID-19. Aunque han ocurrido pandemias a través de la historia, la pandemia actual se distingue de las anteriores por la rapidez en que se ha expandido por todo el planeta. En gran parte, esto se debe a que en esta etapa del capitalismo, la revolución en los medios de transportación han hecho más cercanos los rincones más distantes del planeta y como consecuencia las enfermedades tienden a propagarse más rápidamente.
También han ocurrido cambios favorables para los/las trabajadores/as. En esto ha jugado un papel central las duras luchas de la clase obrera por mejorar sus condiciones de trabajo, como por ejemplo la lucha por el día de trabajo de ocho horas. En el sistema capitalista, solo cuando los trabajadores se organizan y luchan por su bienestar es que temporeramente disfrutan de la libertad.
A pesar de esos logros, todavía los trabajadores se enfrentan a muchas situaciones peligrosas para su salud. Esto incluye, entre otras, los accidentes de trabajo, la fatiga, exposición a sustancias químicas y otras sustancias peligrosas, accidentes industriales, la contaminación y el consumo de alimentos altamente tóxicos procesados (transgénicos) con ingredientes químicos y poco nutritivos.
Para examinar cómo la producción y distribución de bienes afecta la salud podemos dividir el proceso de producción capitalista en tres etapas interrelacionadas. Estas son: (1) la adquisición de la fuerza de trabajo, la maquinaria y otros insumos; (2) los procesos que tienen que ver directamente con la producción, operación de máquinas, líneas de producción, etc., y; (3) el mercadeo, ventas de fármacos y promoción, etc. En este escrito se dará énfasis a las etapas de mercadeo y producción y las consecuencias en la salud cuando el lucro predomina sobre la vida de los seres humanos.
Las actividades de adquisición de insumos (materias primas, equipos, maquinarias, dotaciones, etc), la producción y la distribución pueden incidir sobre la salud de diferentes maneras: a través de su impacto sobre el ambiente y su efecto directo sobre trabajadores y trabajadoras, como productores y como consumidores.
Además, existe otro efecto que no tiene que ver directamente con las actividades de producción y distribución, sino sobre cómo opera el sistema capitalista en su conjunto, lo que afecta el acceso a buenos servicios y medios para la salud. Las políticas del estado y cómo se distribuyen las riquezas y los ingresos en la población han de determinar quienes tienen acceso a estos servicios y sus condiciones de vida.
Quienes tienen el control sobre lo que sucede en cada una de esas etapas son los dueños de los medios de producción (los capitalistas). Los trabajadores, que son los productores de la mercancía, solo controlan su trabajo, aunque no completamente, dado que quienes determinan su empleo y su papel en estos procesos son los dueños o sus representantes. La posición y los ingresos de estos representantes de la burguesía, intermediarios, depende de la generación de ganancias. Ellos/as son quienes a través de ese control tratan de satisfacer el objetivo de los dueños de lograr el máximo nivel de ganancias.
Las políticas sanitarias del estado dependerán, entre otros factores, de los intereses de quienes controlan y tienen mayor acceso al poder. En una sociedad capitalista el estado responde a los intereses generales de los propietarios de los medios de producción.
Por otro lado, la clase capitalista o burguesa no es homogénea. Existen diferencias entre capitalistas. Por ejemplo, una empresa capitalista que emplea mayormente trabajadores con bajas destrezas estará menos interesada en elevar el nivel educativo de la población que una compañía de la tecnología de la información que emplea mayormente personas con cierta preparación en áreas de computación. Pero ambos grupos, como burgueses, comparten su interés en las ganancias y la acumulación privada de capital. Esto se posibilita mediante la existencia de un estado que protege el “derecho” a la propiedad privada de los medios de producción y cuyo poder sirve para mantener el dominio de la burguesía sobre la clase trabajadora.
Una de las características del capitalismo es que la producción de bienes para el mercado (mercancía) tiene como objetivo central la generación de ganancias. Lo importante para generar ganancias no son las necesidades de los seres humanos, sino la capacidad de adquisición de quienes necesitan o desean el producto. Las ganancias se realizan a través de la venta de lo producido. Si no hay capacidad de adquisición no puede haber venta. Puede una persona necesitar un medicamento para seguir viviendo, pero si la persona no tiene los medios para adquirir el medicamento al precio que asegure una ganancia, morirá.
Por otro lado, las ganancias van a depender de los costos en cada una de las etapas. Los dueños de los medios de producción tratarán de pagar el salario menor posible y de mantener bajo los costos relacionados a la adquisición de los otros factores que se necesitan para la producción. También le interesa mantener alta la productividad de cada trabajador, o sea, sacarle el jugo a cada trabajador. A la vez, tratará de vender al precio que logre generar el máximo de ganancias. Las ganancias dependerán también de cómo logra estimular la compra de su producto, lo que dependerá, entre otras cosas, de la efectividad de la propaganda comercial.
B. La globalización capitalista
El capitalismo, como cualquier sistema social, ha experimentado cambios a través de la historia. El capitalismo del siglo XIX no es el mismo capitalismo del siglo XXI. Una de las importantes diferencias entre el capitalismo mundial actual y el de etapas anteriores es que las actividades humanas están más interconectadas a nivel global. La producción de bienes adquiere una lógica global. Los cambios tecnológicos en las comunicaciones, en la revolución informática y de la transportación marítima y aérea, han posibilitado este proceso. Otra diferencia es el desarrollo de la biotecnología, que tiene aplicaciones en diferentes productos, especialmente los productos agrícolas y los medicamentos.
Por otro lado, como resultado de la globalización de las actividades económicas, del desarrollo de las empresas trasnacionales, del proceso de liberalización comercial y la liberalización de los movimientos de capital, los estados han ido perdiendo su control sobre las actividades que ocurren dentro de sus límites territoriales, especialmente los estados con un menor desarrollo de sus propias fuerzas productivas. Las actividades de una empresa transnacional en un país pueden ser trasladadas a otro país que provee mayores ventajas, incluyendo bajos salarios y ventajas regulatorias y de leyes ambientales más laxas. Estas empresas logran influir en las políticas de los países donde mantienen o tienen interés en establecer operaciones. La suma de las ventas totales de cada una de las mayores empresas trasnacionales, exceden el valor de la producción total (el Producto Interno Bruto) de la mayoría de los países del mundo. El poder económico de estas entidades, que se traduce en poder político, es apoyado por los estados más fuertes, como Estados Unidos y los países europeos. En este grupo juegan un papel muy importante las empresas de las industrias sanitarias, especialmente el sector de productos farmacéuticos y equipo médico.
La expansión del capitalismo a nivel mundial y el desarrollo desigual que es parte de ese proceso, apoyado militarmente por los estados de los llamados países desarrollados y facilitado por el cambio tecnológico, ha creado un sistema mundial de división de trabajo que ha pasado por diferentes etapas. La más reciente comenzó en la pasada década de los setenta. Esta se caracteriza por la transnacionalización del capital, donde el liderato de los capitalistas transnacionales con base en Estados Unidos y otros países dominantes en el escenario mundial, han jugado un papel importante. También han sido importantes instituciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio, que en beneficio de estas empresas han promovido el proyecto neoliberal a nivel mundial.
Una de las características de la etapa actual de globalización neoliberal, es el alto nivel de desigualdad a nivel mundial. La brecha entre los llamados países desarrollados y los países subdesarrollados ha aumentado, al igual que la brecha entre las personas más ricas y los pobres a nivel mundial. De acuerdo con Intermón Oxfam, 26 personas concentran tanta riqueza como la mitad más pobre del mundo; el año anterior la cifra era 43 personas. Además, señalan que las diferencias en el acceso a la educación y a la salud vienen determinadas por la riqueza y pueden suponer una diferencia en la esperanza de vida de más de 15 años. De acuerdo con un informe de Oxfam, el 1.1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto de la humanidad. Señala también que la fortuna de los multimillonarios aumentó casi un 13% anual entre 2006 y 2015, mientras los salarios aumentaron tan solo un 2% de media anual.
La experiencia mundial con la pandemia del COVID-19 ha sido reveladora de como la desigualdad afecta negativamente a la salud. También cómo los multimillonarios se enriquecen de las crisis sanitarias mundiales.
El alto nivel de desigualdad a nivel mundial ha afectado las condiciones de salud, o como se distribuyen los bienes y servicios de salud a nivel mundial. Esta situación se ha manifestado en el acceso a las vacunas contra el COVID-19. A pesar de la creación de un mecanismo de colaboración mundial para el acceso equitativo a las vacunas, conocido como el COVAX, ésta fue boicoteada por Trump durante su presidencia, y luego, con Biden, en el 2021 EEUU se incorpora. COVAX ha sido afectado por insuficiencia de fondos, riesgos de suministros y otras situaciones que limitan su capacidad de cumplir con sus objetivos. Por otro lado, la cantidad de vacunas provistas por COVAX solo cubre alrededor de una quinta parte de lo necesario y para algunos países menos. Los países más ricos, en diciembre del 2020, con 15% de la población mundial ya habían acaparado el 50% de las vacunas ya producidas y que se producirán hasta mediados del 2022. (New York Times, 21 de diciembre del 2020).
Según el rotativo español El País, en un artículo con fecha de 9 de abril de 2021, titulado La crisis del coronavirus: El “escandaloso” desequilibrio en la distribución de vacunas contra la Covid-19 para ricos y pobres, y afirma que la OMS se fijó la meta de inmunización contra el coronavirus en 220 países en los primeros cien días del 2021. Esta meta no se ha logrado y tampoco se han distribuido las dosis prometidas a las economías más pobres a través de COVAX: mientras que el 87% de los vacunados son de países ricos, en los menos desarrollados apenas se ha llegado al 0.2% de la población. Esto implica que los países ricos han acaparado la ciencia y tecnología para el desarrollo y distribución de unas vacunas que deberían ser compartidas con el resto del mundo.
C. Capitalismo global y consumo
Hoy en día, las empresas trasnacionales han avanzado en la producción industrial de alimentos mediante el uso de químicos, biotecnología (por ejemplo, la ingeniería genética) y fármacos. El objetivo es acelerar la producción (por ejemplo, los pollos crezcan más rápidamente), incrementarla, o darle ciertas características a los alimentos para que sean más atractivos para la venta. La presencia de pesticidas en los vegetales, antibióticos en la carne y hormonas en la leche afecta la salud de quienes consumen estos alimentos en altas cantidades o de forma prolongada. Aunque hay estudios que demuestran que es poco el efecto que tienen estos alimentos, muchos de los estudios han sido financiados por las empresas que los producen. También ha ocurrido que con el tiempo se descubre el daño que causan estos químicos o fármacos, y deciden prohibir su uso. Ya para cuando se prohíbe, ya han causado un efecto negativo en las personas porque compromete el sistema inmune al estos consumir carnes tratadas con antibióticos, hormonas y transgénicos empeorando la salud de estos. Todo por el afán de lucro de estas empresas. Por ejemplo, la presencia de antibióticos para promover el crecimiento de animales saludables ha contribuido al surgimiento de bacterias resistentes a los antibióticos. Un ejemplo fue la prohibición por la administración de drogas y alimentos de EEUU (FDA – Fracaso-Decepción-Abuso) del uso de ciertos antibióticos en los pollos en el 2005, ya cuando esta práctica llevaba muchos años en uso. En Puerto Rico por ejemplo, hubo un aumento significativo en casos de niños con telarquia por problemas hormonales con exceso de estrógeno que tuvo como resultado crecimiento de las mamas en niños y niñas.
El desarrollo de la industria de alimentos orgánicos podría considerarse como un avance para prevenir esta situación. Sin embargo, esto ha tenido el efecto de crear una segmentación de los mercados de alimentos. Ocurre que los productos alimenticios orgánicos tienden a ser más caros, por lo que quienes tienen mayor acceso a estos productos son las personas con mayores ingresos. Los trabajadores y trabajadoras con bajos ingresos tenderán, por necesidad, a comprar productos de menor precio y por ende de inferior calidad.
D. La mercantilización
Como mencionamos anteriormente, bajo el sistema capitalista todo se convierte en una mercancía. Una mercancía es un bien o servicio que es producido para ser vendido en el mercado para recibir ganancias. Todo se mercantiliza, desde la ropa hasta la cultura. Incluso los productos de salud y los servicios médicos (hospitales, clínicas, proveedores, etc.).
Cada mercancía tiene sus particularidades. En el caso de los productos y servicios relacionados con la salud, los beneficios de que una persona tenga buena salud trascienden el bienestar individual. La salud de una persona contribuye al bienestar de los demás. Incrementa el bienestar colectivo. En teoría, la vacunación contra el COVID-19, por ejemplo, no solo beneficia al individuo vacunado sino también beneficia a los demás individuos que interactúan con él. Además, una población más saludable tiene efectos positivos sobre la productividad y el ausentismo en el trabajo, por lo que muchos de los productos y servicios de salud son bienes públicos. Por tener efectos colectivos, deben estar dirigidos colectivamente para asegurar el bienestar común. Dejarlo a la dinámica de los mercados tiene efectos dañinos para los seres humanos.
Otra diferencia tiene que ver con la relación entre los proveedores de bienes y servicios de salud y quienes los reciben. Los proveedores de bienes de salud (médicos, farmacias, fabricantes de medicamentos y equipos y otros) tienen ventajas en la relación de mercado. Dada la diferencia en conocimientos sobre los efectos sobre la salud, el paciente o consumidor está en desventaja ante el proveedor. En una sociedad donde la producción de bienes y servicios tiene como objetivo maximizar ganancias y beneficios individuales, esta diferencia en conocimientos provee oportunidades al proveedor de sacar mayor provecho económico de esa relación. Ejemplo de esto son los informes de estudios médicos, de radiologías y laboratorios, informes de alta de hospitalización, se redactan en el idioma inglés en nuestro país donde el idioma oficial es el español y donde un 80 por ciento de la población (incluyendo a médicos) no domina el inglés. Por no incurrir en tiempo y gastos para traducción y otros asuntos, tanto los médicos y los servicios hospitalarios ofrecen una información en un idioma que no dominan los pacientes, negando a estos la oportunidad de recibir una información entendible en su lengua nativa. Una vez más el afán de lucro en el sector de la salud juega un papel superior por encima del bienestar y la salud de los pacientes.
Además, la salud es un derecho humano fundamental. El artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala que “toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que asegure, así como a su familia, la salud”. Por otro lado, la Constitución de la Organización Mundial de la Salud dispone que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano”. El problema es que un sistema de salud basado en principios y relaciones capitalistas tiende a mercantilizar este derecho. La provisión de los servicios de salud y medicamentos estará sujeta a los vaivenes de los mercados y los intereses de los dueños del capital. Como mercancía se producirá en la medida que logre generar unas ganancias “razonables”. Lo importante no será el ser humano sino el nivel de ganancias.
Otro problema que resulta de este sistema, fundamentado en la búsqueda de ganancias, es la desigualdad en el acceso a los servicios de salud, incluyendo medicamentos y equipos. En una sociedad donde predomina el interés privado, el acceso de cada individuo dependerá de su capacidad de compra. Los que tienen mayor ingreso tendrán mayor acceso a médicos, medicamentos, pruebas, estudios y otros servicios y bienes. En una sociedad donde existe una alta desigualdad en la distribución de las riquezas y los ingresos, el acceso a los servicios será altamente desigual.
Por otro lado, la posición que una persona ocupa en la jerarquía social determina las condiciones sociales en que vive. Las condiciones sociales (vivienda, alimentación, calidad del agua, educación, etc.) son determinantes de la condición de salud. Los dueños de los medios de producción (burguesía) están por encima de los/las trabajadores/as asalariados (proletariado) en la jerarquía capitalista. Las condiciones de vida de l@s trabajador@s no sólo está por debajo de las/de l@s dueñ@s de los medios de producción, sino además para un amplio sector de la clase trabajadora estas condiciones son precarias y vulnerables.
La industria farmacéutica transnacional, mediante la segmentación de los mercados y el uso de las regulaciones relacionadas con los derechos de propiedad intelectual, ha logrado cobrar precios altísimos por los medicamentos. Esto ha limitado el acceso a medicamentos por su costo. También ha aumentado el costo de los tratamientos médicos, los seguros y planes médicos públicos y privados.
Se han beneficiado ciertas farmacéuticas que son propietarias de las patentes de las vacunas. Por ejemplo, Pfizer ha incrementado sus ganancias en $3.5 billones. Han gastado $3.7 millones en cabildeo contra la propuesta de levantar los derechos de propiedad, lo que permitiría incrementar la producción de vacunas a nivel mundial y mejorar el acceso a la vacuna en los países más pobres. La limitación a las exportaciones de bolsas, filtros y otros suplidos críticos para la administración de las vacunas en EEUU y Europa ha restringido la vacunación en los países pobres.
El presidente Biden ha dado un apoyo tentativo a levantar estas restricciones. Las empresas capitalistas de la industria farmacéutica han gastado grandes cantidades de dinero para el cabildeo en contra del levantamiento. A estas empresas, que operan a escala global, le importa más sus ganancias que la salud de la población mundial.
A nivel global el Acuerdo sobre los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS por sus siglas en inglés) que es un anejo al acuerdo que llevó a la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1994, obliga a los países a mantener los patentes por un mínimo de 20 años. Esto incluye a los medicamentos y los alimentos. Esto provee un poder monopólico a las empresas farmacéuticas, dado que no enfrenta la competencia por ese periodo y por lo tanto tienen mayor control sobre los precios y la accesibilidad. Esto facilita elevar los precios de los medicamentos y ha tenido el efecto de limitar el acceso de los países pobres a ciertos medicamentos.
La justificación para asegurar las patentes por un largo periodo es que permite a la empresa que ostenta la patente a recuperar los gastos relacionados a la investigación y desarrollo del medicamento patentizado. Sin embargo, una parte importante de la investigación y desarrollo de medicamentos es financiado por los gobiernos, especialmente la investigación básica, las primeras etapas, que provee información necesaria para producir el medicamento. Los gobiernos proveen fondos a las empresas, donaciones (grants) de investigación, tienen centros públicos de investigación y financian investigaciones en las universidades. Además, el gobierno provee alivios contributivos a las compañías privadas. Las farmacéuticas utilizan esta información financiada con el presupuesto público para desarrollar sus productos y obtener ganancias privadas mediante sus ventas. Gran parte de la investigación inicial para las vacunas del COVID se financió con fondos públicos, y las farmacéuticas están recibiendo billonarias ganancias de esa inversión pública.
E. El mercadeo de los medicamentos
Las ganancias de las farmacéuticas no solo son determinadas por los costos de producción y los precios de sus productos, sino también por la magnitud de sus ventas. Esto dependerá, entre otros factores, del mercadeo de sus productos.
En términos generales las farmacéuticas gastan más en mercadeo que en la investigación. En Estados Unidos solamente, para el 2005 el estimado más bajo para estos gastos fue $29.9 billones y el más alto $57 billones. (Sufrin CB, Ross JS (September 2008). «Pharmaceutical industry marketing: understanding its impact on women’s health». Obstetrical & Gynecological Survey. 63)
Parte importante del mercadeo es el que se dirige directamente a los proveedores de servicios de salud, dado que son quienes recetan los medicamentos para sus pacientes. Esto incluye tres modalidades: los/las propagandistas médicos que visitan a los/las proveedores/as, el proveer muestras de medicamentos, y el auspicio de educación médica continua. Más reciente, se ha introducido la promoción directamente a los pacientes de medicamentos por los medios, especialmente la televisión y revistas. Los anuncios dirigidos directamente a pacientes sólo son permitidos en EEUU y Nueva Zelandia. En el caso de Nueva Zelandia, se ha estado considerando prohibirlos.
Empresas farmacéuticas también han pagado a médicos por utilizar sus medicamentos, lo que afecta con qué frecuencia prescriben una droga. (Mehta HB, Moore TJ, Alexander GC (January 2021). «Association of Pharmaceutical Industry Payments to Physicians With Prescription and Medicare Expenditures for Pimavanserin». Psychiatric Services. 72 (1): 77–80) Las empresas farmacéuticas utilizan regalos a médicos y pagos por asistencia a conferencias y congresos como una forma de promover sus productos de salud. Por ejemplo, en una investigación de la organización ProPublica (organización sin fines de lucro que investiga los abusos de poder en EEUU), a través de su website Dollars for Doctors, se encontró que sobre 700 médicos fueron pagados con más de un millón de dólares e incentivos por promover medicamentos y equipos médicos de empresas farmacéuticas. Desde el 2010 ProPublica está monitoreando a las empresas farmacéuticas y actualizando su data de información de los pagos que estas farmacéuticas hacen a médicos privados por consultas y charlas de promoción. En otra investigación del Center for Medicare and Medicaid Services (CMS) del 2013 al 2018 las empresas farmacéuticas y de equipos médicos le han pagado a médicos y hospitales más de 33.4 mil millones de dólares (33.4 billones) como incentivo por promocionar sus productos. Este website de ProPublica, Dollars for Doctors, utiliza la data del Center for Medicare and Medicaid Services para mostrar los pagos hechos por más de dos mil empresas. Aquí una vez más se demuestra que el interés principal de las compañías farmacéuticas y equipos médicos no es la preservación de la salud y la vida de las personas, sino su afán de lucro. Esto es un conflicto de intereses y antiético y viola todos los principios del juramento de Hipócrates.
En EEUU varias empresas farmacéuticas, las más grandes y conocidas, han sido multadas por anuncios fraudulentos, falsos reclamos y mercadeo irregular. Esto incluye a Bristol-Myers Squibb, Eli Lilly, Pfizer, AstraZeneca y Johnson & Johnson, GlaxoSmithKline y Abbott. (Almashat S, Preston C, Waterman T, Wolfe S, et al. (Public Citizen’s Health Research Group) (December 2010). «Rapidly increasing criminal and civil monetary penalties against the pharmaceutical industry: 1991 to 2010»)
Por ejemplo, drogas como Abilify y Geodon fueron recetadas a pacientes de todas las edades. Drogas antisicóticas han sido administradas a niños y envejecientes en hogares de cuido, aunque el gobierno advierte que pueden ser fatales para pacientes de mayor edad y el desconocer los efectos que pueden tener en niños. (Wilson D (2 October 2010). «Side Effects May Include Lawsuits». New York Times.)
Otro ejemplo de drogas recetadas y aprobadas por el FDA a sabiendas de que tenían conflictos anti indicativos, por mencionar unas pocas entre muchas, son Celebrex, Vioxx y Xarelto. En el caso de Vioxx (Merck Farm), este medicamento, utilizado para combatir la inflamación y la artritis, ha sido relacionado con entre 89 mil y 139 mil muertes según el Dr. David Graham, científico de la FDA, ocurrida en 2005. Por otro lado, Celebrex, medicamento utilizado para combatir la osteoartritis y artritis reumatoide, ha sido vinculado con efectos secundarios mortales, como ataques cardiacos, accidentes cardiovasculares y coágulos sanguíneos. Por su parte, el medicamento Xarelto, utilizada como anticoagulante, se vincula con el desarrollo de hemorragias internas potencialmente mortales. Además, se conoce que algunos medicamentos antidepresivos utilizados para la depresión, bipolaridad, esquizofrenia, ansiedad, entre otros, han inducido a una enfermedad neurológica conocida como Tardive Dyskinesia, la cual provoca movimientos corporales incontrolables de los labios, ojos, lengua, quijada, brazos, piernas, torso, pies, deformaciones en la boca y rostro.
F. La privatización de la salud
Después de la Segunda Guerra Mundial, los estados jugaron un papel importante en los sistemas de salud a través de sus departamentos o ministerios de salud y sus seguros sociales. Esto comienza a cambiar en los años 80, cuando la ideología neoliberal fue ampliando su influencia hasta convertirse en pensamiento dominante en las décadas siguientes. El FMI y el Banco Mundial, y otros que todavía comparten la agenda neoliberal, atribuían la crisis económica y de la deuda en los ochenta a la ineficiencia del estado y sus intervenciones en los mercados.
Llegó a predominar el argumento de que el estado es ineficiente en la provisión de servicios y que los estados debían pasar las instituciones hospitalarias, clínicas y programas de salud del estado al sector privado. Desde la década del 80, como parte de la agenda neoliberal, los sistemas de salud de muchos países han estado experimentando cambios dirigidos a la privatización de la gestión y prestación de los servicios de la salud.
La elite política de Puerto Rico también adoptó la ideología neoliberal, como lo vemos en las diferentes medidas que el gobierno colonial ha implantado y que continúa tratando de implantar. Actualmente, el gobierno electo de PR y el gobierno paralelo conformado por la imperial Junta de Supervisión Fiscal creada por el Congreso de los EEUU, abrazan esta ideología. Un ejemplo reciente es la privatización del servicio eléctrico mediante la contratación de la recién creada LUMA Energy. Contrato que ha sido descrito como “el robo del siglo” por el sindicato de los trabajadores de servicio eléctrico, la UTIER. Este contrato beneficia grandemente a la empresa privada, mientras perjudica a los trabajadores al poner en peligro sus empleos, su sistema de retiro, derechos adquiridos y su plan médico.
Las privatizaciones proveen oportunidades adicionales para los capitalistas. Representan mayores oportunidades de negocios. Introducen los principios de mercado en la provisión de servicios sociales. En algunos casos, envuelven el traspaso de activos a empresas privadas. Amplía, para los capitalistas, las actividades disponibles para obtener ganancias.
Por otro lado, de acuerdo a la filosofía neoliberal, el estado tiene la función de establecer políticas de salud, pero la operación, provisión y distribución de los servicios de salud deben estar en manos del sector privado. Sin embargo, esto tiene el efecto de separar la formulación de las políticas públicas de su administración, o sea de su implementación. Aunque el hecho de que el estado sea el proveedor no asegura el cumplimiento de las políticas de salud, el dejarlo al sector privado, motivado por la maximización de ganancias, debilita el poder del estado en lograr implantar sus políticas.
El sistema de salud de Puerto Rico ha sido históricamente un sistema dual. Un sector privado a que tienen acceso las personas con mayores ingresos o con seguros privados. Y otro que cubre el resto de la población, el sector público, a la que tiene acceso cualquier ciudadano, incluyendo los llamados médico-indigentes.
En 1965 se crea el programa de Medicaid en EEUU para proveer acceso a servicios de salud a la población pobre. El gobierno federal pareaba los gastos gubernamentales en servicios para médico-indigentes de estados participantes del programa. Los fondos para Puerto Rico bajo el Medicaid tienen un tope.
En 1976 se aprobó la Ley de Reforma Integral de los Servicios de Salud de Puerto Rico, que establece tres elementos principales: 1) el acceso a los servicios de salud deberá ser responsabilidad del gobierno, de manera que vele por que se presten servicios de salud a la población sin distinción alguna; 2) la atención primaria de la salud debe ser la prioridad más alta en el sistema de salud, reconociendo que la promoción, la prevención y la atención temprana de condiciones que afectan la salud son estrategias que protegen el estado de salud de la población y contribuyen a su bienestar; y, 3) el estado debe contar con la participación y colaboración del sector privado en atender las necesidades. Luego de aprobada esta ley, una vez se implantó el modelo de regionalización que se describe más adelante, comenzaron los procesos de privatización de los centros de salud a través de un programa llamado “democratización de la medicina”
En 1993 hubo ciertos cambios al sistema de servicios médicos mediante una reforma al sistema de salud, como se explicará más adelante. Antes de esta reforma, Puerto Rico había mantenido una estructura de servicios públicos de salud regionalizada y organizada según niveles de atención. Era un sistema con instalaciones municipales, distritales, regionales y nacionales. Contaba con centros de salud municipales, que brindaban servicios preventivos y curativos (consulta ambulatoria), servicios de emergencia, obstetricia, cirugía menor y visitas al hogar. Los hospitales de área y subregionales, ofrecían servicios de rayos X y laboratorio como apoyo a diagnósticos más complejos, que cubría varios municipios. A nivel terciario existía los hospitales regionales con todas las especialidades y subespecialidades y los servicios de apoyo. También incluía, y todavía incluye, el Centro Médico de Puerto Rico a nivel terciario y supraterciario.
En todos estos niveles los servicios eran costeados por el estado, con fondos estatales, federales y municipales. Por otro lado, el sistema público sufría de varios problemas, en términos de su costo, la calidad de los servicios y la burocracia del sistema.
En 1993 se implementó en Puerto Rico la privatización del sistema público de salud lo que se llamó la Reforma. Se menciona como objetivos de la Reforma, el corregir el acceso desigual a servicios de salud y el aumento desmedido en el gasto gubernamental en servicios de salud. Se creó la “Tarjeta de Salud” para los médico-indigentes basado en un seguro de salud que el gobierno negociaba con las aseguradoras. Esto incluyó la venta de los hospitales públicos y centros de atención médica, a empresas e inversionistas locales y de Estados Unidos, incluyendo grupos de médicos. La única instalación que no estuvo a la venta fue el Centro Médico de Río Piedras. Los servicios de salud mental serían ofrecidos por compañías de salud mental contratadas por al gobierno.
El plan de privatización incluyó la división de la isla en regiones geográficas. En cada área el seguro de salud sería administrado e implementado por una compañía de seguros privada distinta. Las cubiertas serían las mismas. Las compañías aseguradoras se escogerían mediante los procesos de propuestas y subastas. Los proveedores de servicios serían contratados por las aseguradoras.
La implementación de la Reforma se financió con fondos del Estado, del Medicare, de Medicaid y del pago de los deducibles por parte de los beneficiarios. Durante los primeros años, estando todavía en un contexto de transición, fue necesario el financiamiento del proceso mediante una deuda aproximada a los 300 millones de dólares. Una vez establecida la Reforma por todo Puerto Rico, el sistema experimenta déficits de alrededor de $500 millones anuales.
Por otro lado, el gobierno de Estados Unidos expandió el programa de Medicaid para cubrir más familias en el 2010. En el caso de Puerto Rico los fondos federales pagados tienen un tope máximo. El gobierno recibe estos fondos y los utiliza para financiar la Reforma.
El financiamiento de la Reforma de Salud, cuyos costos han crecido, y la fuga de médicos han sido importantes problemas que han afectado el sistema implantado.
Este plan de salud, ha experimentado varios cambios, de Reforma pasó a llamarse el plan Mi Salud. Muchos de los cambios han sido para adecuar el sistema a las Reformas de Salud aprobadas por el gobierno de Estados Unidos, como el Health Reform Act y la más reciente reforma conocida como Obama Care, con el fin de acceder a los fondos asignados a estas reformas estadounidenses. La más reciente versión de la reforma en Puerto Rico, conocida como Plan Vital, mantiene la división de regiones, cada región con una aseguradora distinta. Pero a diferencia del plan Mi Salud, permite a cada participante, en cierta fecha, a escoger otra aseguradora que no sea la designada a su región; además de poder escoger su grupo médico primario.
La venta de instalaciones médicas a empresas privadas causó ciertos problemas, como cierres de facilidades y ventas “nebulosas”. El 1 de enero del 2003 se aprobó la Ley 3 “para prohibir la venta, cesión, permuta y enajenación de instalaciones de salud a intereses privados; autorizar la venta, cesión, traspaso y enajenación de las instalaciones de salud a los Municipios y Corporaciones Públicas del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, y a las Escuelas de Medicinas”. De acuerdo a la exposición de motivos, “El esquema de servicios de salud adoptado por la Reforma, ha requerido para su financiamiento, la venta de las facilidades de salud propiedad del Gobierno. La venta de dichas facilidades no provee fondos recurrentes para el financiamiento a largo plazo de la Reforma de Salud. Esta realidad ha resultado en la improvisación del financiamiento para el pago de servicios médicos y en la descentralización y desmembramiento paulatino de los servicios de salud a la población médico-indigente.” Además, dice que los datos sobre las instalaciones vendidas “revelan la premura con la cual el Gobierno enajenó las instalaciones de salud para sostener un esquema para el que no contaba con fondos suficientes. La realidad de la venta de las facilidades de salud ha resultado en el cierre de instalaciones, déficits millonarios al presupuesto del Departamento de Salud, ventas plagadas de especulaciones nebulosas en cuanto a su causa, e incertidumbre en la ciudadanía sobre los lugares precisos en donde recibir servicios de salud.” Esta ley no cambia la Reforma de Salud, afectando solo la venta de instalaciones de salud.
Uno de los cambios importantes que introdujo la Reforma de Salud de 1993 fue el nuevo rol de las empresas de seguros de salud. Estas empresas estarían a cargo de la administración de la provisión de servicios de salud. El gobierno paga a las aseguradoras y las aseguradoras se encargan de contratar y pagar a los proveedores de servicios de salud, incluyendo los servicios de farmacia.
Las aseguradoras privadas que participan en el plan de salud del gobierno han sido altamente beneficiadas por la Reforma. Según un estudio publicado en el 2018, “El sistema de salud puertorriqueño bajo el paradigma neoliberal ha fracasado, pero sus principales administradores y aseguradoras foráneas acumularon, y continúan acumulando, cantidades inmensas de capital gracias al modelo de mercado libre”. (Rivera, Muñoz, & Correa (2018). Right to Health in the Oldest Colony of the World: An Interdisciplinary Participatory Action Research. Revista de Estudios Críticos del Derecho, 119-145). Señalan además que el sistema de salud está en crisis mientras las aseguradoras experimentan mayores ganancias y los ejecutivos y CEOs reciben altos salarios.
En un artículo del Nuevo Día publicado en el 2010, se señala lo siguiente: “Durante los pasados 17 años en que ha estado en vigor la Reforma de Salud en Puerto Rico las aseguradoras que trabajan con el plan de salud del Gobierno han recibido al menos $3,000 millones en ganancias y para gastos administrativos.”
(elnuevodia.com/noticias/locales/notas/reportan-ganancias-y-gastos-de-aseguradoras-de-la-reforma-de-salud/)
Otro de los problemas del sistema de salud de Puerto Rico es la existencia de no asegurados. La mayoría de estos no cualifican para el plan de salud del gobierno y tampoco pueden pagar un plan privado. De acuerdo con el más reciente censo, hay 210,000 no asegurados. El exdirector médico del Municipio de San Juan, Ibrahim Pérez, ha señalado que fluctúa entre 200 a 300 mil. (Centro de Periodismo Investigativo, 16 de julio de 2020). Esta falta de acceso a los servicios de salud no ocurría antes cuando cualquier persona podía ir a una facilidad del gobierno y lo atendían.
Como parte de la reforma del sistema de salud de Puerto Rico se creó en el 1993 la Administración de Seguros de Salud (ASES), con el propósito de implantar, administrar y negociar, mediante contratos con aseguradores, y/u organizaciones de Servicios de Salud un sistema de seguros de salud que le brinde a todos los residentes de la Isla acceso a cuidados médico de calidad, en especial a la población médico indigente. En el 2016 se publicó una evaluación de la ASES. A continuación, algunos de los hallazgos de esta evaluación:
• Se desvincula el plan de salud del gobierno de la política pública del Departamento de Salud.
• La composición de la Junta de Directores sugiere un marcado sesgo de representación hacia intereses fiscales y privados.
• El sistema actual transfiere a manos de aseguradoras privadas la ejecución de una parte importante de la política pública de salud. Exacerba la influencia de intereses económicos privados al sistema de salud, a la vez que se limita el poder del Departamento de Salud de instituir política pública.
• Queda un 6% de la población sin cubierta médica, lo que implica un costo mayor para las instituciones de servicios de salud en manos del gobierno.
• Existen deficiencias en la calidad y acceso a servicios.
• La reforma no ha logrado reducir los costos del sistema de salud pública en Puerto Rico.
• No se evidencian mejoras significativas en los indicadores generales de salud en Puerto Rico luego de implantada la reforma.
Así que uno de los efectos de la Reforma ha sido el incrementar los costos sin que se registre un mejoramiento en los indicadores de salud y un incremento del papel e influencia de las aseguradoras e intereses privadas en la política pública de salud.
En otro informe sobre el sistema de salud de Puerto Rico realizado por una comisión de la Organización Panamericana de Salud en 2007, doce años posterior al inicio de la Reforma implantada mediante la Ley 72 del 7 de septiembre de 1993, entre otras conclusiones, dice lo siguiente (Organización Panamericana de la SaludPerfil de sistemas de salud de Puerto Rico.Washington, D.C: OPS, © 2007):
- El sistema de salud existente en Puerto Rico al año 2005, no es efectivo porque no se observan los beneficios en el mejoramiento de la salud de las personas tanto en el sector privado como en el Plan de Salud del Gobierno. Más bien se ha observado un estancamiento en estos indicadores de salud. Además, existe un alto grado de insatisfacción de los pacientes y de los proveedores de los diversos servicios de salud.
- El sistema no es eficiente porque el mejoramiento de la salud de las personas está muy por debajo de los recursos que se invierten.
- El sistema no es equitativo, porque existen disparidades marcadas entre los asegurados del Plan de Salud del Gobierno, los asegurados de Medicare y los de planes privados o comerciales. Además, ha creado una alta proporción de personas no aseguradas.
G. La corrupción
Otro de los problemas que ha tenido la implantación de la Reforma han sido los actos de corrupción de parte de varios políticos, funcionarios y empresarios. Uno de los casos más conocidos es el del pasado miembro de la Cámara de Representante, Edison Misla Aldarondo, miembro del anexionista Partido Nuevo Progresista. Misla renunció a su posición en el 2001, acusado de extorsión, lavado de dinero y manipulación de un testigo, en conexión con el financiamiento de un hospital. En el 2004 fue convicto de quince cargos de corrupción. (en.wikipedia.org/wiki/Edison_Misla_Aldarondo) Los procesos de privatización, no solo proveen oportunidades de negocios “legales”, sino también proveen oportunidades para la corrupción. Es importante recordar que durante la administración de Ricardo Rosselló, uno de los detonantes de su “renuncia forzosa” como gobernador en el verano del 2019, fue el arresto de la ex directora de ASES por ser parte de un esquema de corrupción en esa agencia.
Otro caso, más reciente, fue los contratos emitidos por el Departamento de Salud relacionado a la orden de pruebas rápidas de COVID por $38 millones. Afortunadamente esta fue cancelada porque las pruebas no tenían el aval de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Hubo una orden de compra de un millón de pruebas fatulas a ser provistas por un contratista sin experiencia en el negocio de los efectos médicos.
La corrupción ha existido desde hace tiempo. El capitalismo es un sistema basado en la corrupción. En la historia del capitalismo, la acumulación del capital originario se generó mediante la violencia, el fraude y el robo, así como el genocidio de pueblos enteros. Además, el capitalismo se fundamenta en el robo “legal” -mediante mecanismos económicos y políticos- del trabajo de la inmensa mayoría social, los/las trabajadores/as, para engordar así las riquezas personales de una minoría, la burguesía o propietarios de los medios de producción, y alimentar las arcas del estado para mantener la posición social dominante burguesa y mantener a sus personeros gubernamentales.
El robo legal a través de los mecanismos de explotación de la clase obrera se distingue de la corrupción “ilegal”, en que la explotación está naturalizada o justificada por el sistema ideológico dominante, incluyendo el reformismo.
Además, el estado burgués, es un “botín” por el cual una u otra facción política colocará a su personal en posiciones de privilegio y garantizará los negocios de ciertas empresas, a cambio de un buen salario y otros tantos “regalos” para después pasarse a trabajar como consultores del gobierno o empresas privadas, por sus “servicios prestados”.
Como se explicó en una sección anterior, en la sociedad capitalista todo se convierte en una mercancía. Todo se compra y se vende. Hay un mercado para todo. Esto incluye los votos, los puestos políticos, las sentencias judiciales, la “salvación del alma”, los “favores a los amigos del alma e hijos talentosos” de funcionarios, etc.
Existen sectores de la clase dominante, incluyendo los reformistas, que dicen pelear contra la corrupción, como si esta fuera algo que existe más allá del sistema. Realmente se están quejando de que no tienen el mismo acceso a los beneficios y ventajas, por lo que reclaman “igualdad de condiciones” en el proceso de explotación y acumulación de riquezas.
III. La salud bajo el comunismo
Una de las dificultades para entender cómo sería el sistema de salud bajo el comunismo es que no existen países comunistas. Lo que existen o han existido son países que se denominan socialistas. Entre estos países socialistas, que han hecho un intento por abolir la medicina basada en el lucro y no en la salvación de la vida como algo prioritario, están China, Vietnam y Cuba. En el caso de Cuba, cabe destacar de forma meritoria, que siendo un país “subdesarrollado” y bloqueado económicamente por más de 60 años por el imperio más poderoso de la tierra, EEUU, ha podido desarrollar un sistema de salud superior y reconocido por la comunidad internacional (Naciones Unidas). Además, Cuba es el único país que ha logrado desarrollar una vacuna para combatir el cáncer pulmonar y no solamente la ha desarrollado sino que la ofrece gratuitamente al mundo, en un ejemplo de desprendimiento e internacionalismo. Pero además, en el caso de la pandemia del Covid 19, Cuba ha logrado desarrollar no una, sino cuatro vacunas contra el virus: Soberana 1, Soberana 2, Abdala y Mambisa, con alta efectividad (92%). Se ha dicho que Cuba podría ser el primer país del mundo que podría cubrir todas sus necesidades con vacunas de producción propia, a pesar del prolongado e inhumano bloqueo económico ( de parte de las grandes potencias económicas), y que, incluso, planea suministrarlas a coste reducido a otros países.
El comunismo no entra de forma inmediata una vez se elimina el poder de la burguesía y la clase obrera pasa a ser la clase dominante. Para lograr llegar al comunismo, el estado, ya respondiendo a los intereses del proletariado, va implantando medidas con ese fin. Requerirá la transformación de las relaciones de producción y su organización, la distribución de los bienes y servicios, la cultura, el gobierno, la psicología colectiva, en fin, todas las áreas de la vida social y cotidiana. La velocidad de este proceso y su contenido no será igual para todos los países. Dependerá de sus particularidades, tales como el desarrollo de sus fuerzas productivas, su estructura productiva, su experiencia histórica, condiciones materiales y también subjetivas. Por otro lado, habrá medidas que se repetirán en todos los países. Dado que el objetivo es el mismo, esto es pasar del capitalismo al comunismo. En ese proceso estará presente el peligro de que se implanten medidas que nos lleven a regresar a las relaciones capitalistas. Esta transición debe verse como una etapa temporera y que el fin es la sociedad comunista.
La base del sistema comunista de salud se construirá en el período de transición. Deberá ser un sistema que provea servicios de salud para todas las personas de forma igual, sin discrimen. Deberá ser gratuita y de fácil acceso a cualquier persona. Deberá enfatizar la prevención. No se trata solo de curar enfermedades y mejorar condiciones, sino más importante aún será el evitarlas. Deberá contar con la participación de personal médico, pacientes y otros trabadores/as afectados por los servicios médicos. Por cierto, la primera red sanitaria general de la historia fue obra del revolucionario, estadista y académico Nikolai A. Semashko, fundador del partido bolchevique y primer comisario (ministro) de Sanidad desde 1918 hasta 1930. En su libro sobre la “Protección de la salud en la URSS”, publicado en 1934, Semashko estableció tres principios básicos que debía reunir el servicio soviético de salud: unidad en la organización, participación de la población en la totalidad del trabajo de protección de salud y medidas profilácticas, es decir, la prevención (Asistencia sanitaria universal. Este sistema debe ya crearse en la transición, e ir mejorando mientras vamos caminando hacia el comunismo.
El libre acceso universal a los servicios de salud es solo parte de las medidas que tendrán que ser implantadas. La salud depende de múltiples factores que son producto del sistema económico y político imperante. Para tratar el tema del sistema de salud bajo el comunismo, podemos ver cuáles son las características y condiciones de la sociedad comunista y qué implicaciones tienen para la situación sanitaria. Una de las condiciones del comunismo es que no exista la propiedad privada de los medios de producción. Esto implica la eliminación de los negocios, o sea de las instituciones, propiedad de los capitalistas, en cuyo espacio ocurren las actividades de producción, cuya finalidad es generar el nivel máximo posible de ganancias. La medicina deja de ser un negocio. Al eliminarse el motivo de lucro en las actividades de los seres humanos, el bienestar de los seres humanos pasará a ocupar el centro. La prioridad será la preservación de la vida a través del fortalecimiento de un sistema de salud universal donde la ciencia esté al servicio de la humanidad y no el lucro o intereses privados.
Otra de las condiciones del sistema comunista, en su etapa madura, es la eliminación del dinero. Federico Engels (Principios del Comunismo 1847) lo explica como el resultado de un proceso: “Finalmente, cuando todo el capital, toda la producción y todo el cambio estén concentrados en las manos de la nación, la propiedad privada dejará de existir de por sí, el dinero se hará superfluo, la producción aumentará y los hombres cambiarán tanto que se podrán suprimir también las últimas formas de relaciones de la vieja sociedad”
El dinero en el capitalismo tiene varias funciones. Es una medida del valor de intercambio, facilita el intercambio comercial y provee una forma para acumular valor. Dado su función comercial y por ser una forma para acumulación de valor, en la sociedad capitalista se le da valor como una mercancía.
Originalmente el dinero tenía un valor intrínseco, eran monedas de oro o plata. Entonces como resultado de varios procesos de desarrollo del capitalismo, se crea la moneda de papel, “respaldado” por metálico en manos del estado. Luego en 1971, cuando EE. UU. decide desvincular el valor del dólar del oro, el dinero no tiene valor intrínseco alguno, ni siquiera tiene una equivalencia con algún metálico. El valor del dinero es el valor compartido en las mentes de las personas. Gran parte de las transacciones hoy en día ni siquiera envuelve el uso de papel moneda, sino que ocurren mediante transferencias electrónicas.
Además de las funciones mencionadas, el dinero tiene otro efecto en el sistema capitalista. El dinero y el intercambio comercial tiende a esconder las relaciones entre las personas. Los mercados se ven como relaciones entre cosas y no entre personas. Se intercambia dinero por un objeto o servicio. Se esconde detrás de las transacciones comerciales las relaciones sociales de producción y la mercancía se ve como algo separado de los productores, con un valor y vida propia, separado de la explotación de los/las trabajadores/as. Adquiere importancia central la acumulación de mercancías y de capital. En el intercambio, no se visualizan ni se sienten los efectos de esas relaciones de producción sobre la salud de los explotados. Las mercancías, incluyendo el dinero, se adoran como figuras místicas o divinas.
Ir eliminando el dinero tendrá el efecto de ir eliminando el fetichismo de las mercancías y el dinero. Los seres humanos estarán más conscientes de las relaciones sociales y de sus efectos sobre los seres humanos. En este sentido, estaremos más conscientes de nuestra realidad social y natural. Lo que nos haría más conscientes de las implicaciones que tiene la producción sobre la salud de los seres humanos. No se verá la naturaleza y los seres humanos como medios para la acumulación de capital, sino que serán fines en sí mismos. La depredación del capital, que tanto daño ha causado a la naturaleza y a los seres humanos, dejará de existir. Esto favorece un ambiente conducente a una mejor salud para la humanidad.
Otra característica del comunismo es la eliminación de la esclavitud asalariada, lo que implica transformaciones en las motivaciones para producir (trabajar). El trabajo asalariado se distingue de la esclavitud y el servilismo. La coacción personal de la esclavitud y el servilismo es sustituida con la coacción económica. La relación continúa siendo una de subordinación, pero con base económica. Es una relación entre trabajadores no propietarios y propietarios no trabajadores. Los trabajadores no tienen capital y los propietarios no trabajan. Los trabajadores trabajan para vivir y los capitalistas viven de la posesión de los medios de producción. No tienen que trabajar para vivir. Esto se hace posible por la separación o enajenación de los trabajadores de los medios con que trabajan. En esta relación el dinero juega un papel importante.
Para construir el comunismo será necesaria la abolición del trabajo asalariado. El trabajo asalariado implica el poder de los capitalistas sobre la clase obrera. La eliminación de la propiedad de los medios de producción trae consigo la eliminación de la relación capital-trabajo y por lo tanto se elimina la sumisión de la clase obrera. La producción no será guiada por los intereses y necesidades de una minoría propietaria, sino por los intereses y necesidades de la clase trabajadora. El consumismo, que tanto ha afectado la salud física y mental de los seres humanos, fomentado por el interés en las ganancias de esa minoría, dejará de existir. Tampoco la doble explotación, la del taller y la del mercado. La verdadera enfermedad social es el capitalismo que nutre y alimenta las enfermedades emocionales y físicas ya que el enfoque de la vida se convierte en tratar de sobrevivir en una sociedad basada en la desigualdad y la explotación.
En una sociedad comunista la prioridad no será la acumulación de dinero. Los médicos serán motivados por su vocación y el humanismo y no por el lucro (dinero). El costo monetario, que afecta el nivel de ganancias, no será la vara para decidir las condiciones de trabajo, el tiempo de trabajo, ni nuestra relación con la naturaleza y con los otros seres humanos. Las limitaciones que impone esta sumisión serán eliminadas, abriendo caminos para el libre disfrute y gozo de una vida saludable.