El fracaso del capitalismo ante una Pandemia: “Nuestras vidas valen más que sus ganancias”

El problema que se avecinaba a U.S.A. 

Hoy, el mundo confronta la Pandemia del Coronavirus. El 11 de abril habían 1,259,500 personas diagnosticadas con coronavirus y 70,644 muertos. El contagio comenzó a detectarse en la ciudad de Wuhan, de China, el país más poblado y con la fuerza productiva de trabajadorxs más grande del mundo. En apenas tres meses la producción manufacturera de China se redujo en un 30%.

China es conocida como la fábrica del mundo, exportadora de aparatos tecnológicos, autos, piezas, mercancías misceláneas y un sin número de metales para las economías del primer mundo (europeos y Estados Unidos). Estas economías del primer mundo pronto tendrán graves problemas económicos. Por un lado, confrontarán una reducción del flujo de mercancías, por la reducción de la producción de China, y por otro lado, la reducción en el consumo, por la propagación del virus en sus sociedades y el efecto que pueda tener en la producción doméstica.

Los gobiernos han tenido que tomar medidas que limitan el movimiento e interacción de la gente para poder detectar y tratar a los infectados. Esto ha tenido un impacto económico significativo al limitarse parte importante de las actividades económicas. El mundo sufre dos crisis: la crisis sanitaria y la crisis económica, una relacionada con la otra. El sistema capitalista tambalea, quedando demostrado que, cuando los trabajadores no pueden trabajar, se detiene la producción de valor y riquezas en la economía capitalista. Esto se reflejó rápidamente en la bolsa de valores, al registrarse una baja de 4.6% en el valor del promedio industrial Dow Jones durante el llamado lunes “Negro” del 16 de marzo de 2020. No existe economía en el mundo, donde las riquezas no sean creadas por lxs trabajadorxs, sin embargo esas riquezas se quedan en una pocas manos.

No solo se han afectado las actividades internas, sino también el comercio internacional. En este renglón, los países más afectados, como China, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia y España son mercados importantes. En abril, en un informe de la Organización Mundial de Comercio, se predice una contracción del comercio internacional entre 13% y 32% para el año 2020. Lo amplio de esta predicción es producto de la incertidumbre sobre la crisis sanitaria. (Andrew Walker, BBC 2020). Se espera que la caída sea peor que la de la crisis del 2008.

En enero del 2020 se detectó el virus en Estados Unidos, país hegemónico del mundo capitalista. Para el 10 de abril hubo más 466 mil infectados y 16 mil muertos a causa de este virus. En China ya ha comenzado a bajar el crecimiento del número de infectados, mientras EE.UU. se ha convertido en lo que han llamado el epicentro de este pandemónium. 

La salud del pueblo versus el rescate a los ricos 

Una de las características del capitalismo es la desigualdad. Esta desigualdad no solo se manifiesta en cómo se distribuyen los ingresos y las riquezas.  Las respuestas del gobierno para enfrentar la crisis económica también reflejan la desigualdad. La desigualdad económica implica una desigualdad política, gobiernan las élites económicas. El gobierno responde a los intereses de los dueños de capital. Eso explica por qué el “Rescate” propuesto para esta crisis, ha estado principalmente dirigido a apoyar a las grandes corporaciones y Wall Street.  Según el Wall St. Journal, la ley Cares Act aprobada por el Congreso para rescatar la economía de los Estados Unidos, asigna la mayor cantidad para préstamos a corporaciones ($454 mil millones), mientras que a los hospitales se dirige una tercera parte de esto ($117 mil millones).  

El capitalismo es un sistema que trasciende las fronteras nacionales, y hoy más que antes, las corporaciones capitalistas operan a nivel global. Esto crea mayor necesidad de proteger esos intereses corporativos privados a nivel global. Esta protección lo provee las organizaciones militares. La actividad militar, especialmente a nivel global, requiere el empleo de recursos y tecnología. Los gobiernos nacionales actúan a favor de los intereses de los capitalistas con base en sus fronteras. Esto implica un alto nivel de gastos, especialmente dada la competencia entre los principales países capitalistas del mundo. Por ejemplo, la Guerra Inter-imperial de China y Estados Unidos, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) dijo que el gasto militar mundial en 2018 fue de US $1,82 billones, un 2,6% más que el año anterior. Estas dos naciones gastan el 50% del gasto militar del mundo y hoy día el gasto militar está a niveles más alto que del final de la Guerra Fría.  Lo militar tiene mayor prioridad que los servicios esenciales para la mayoría. No tiene prioridad las necesidades no satisfechas de la mayoría, dado que la minoría capitalista tiene los recursos necesarios para satisfacerse más allá de sus necesidades.

En esta crisis de salud la peor parte la vive la clase trabajadora   

La crisis ha reflejado la gran desigualdad que impera en el sistema capitalista. En las recientes décadas, la desigualdad a nivel mundial ha incrementado a galope. Una minoría, 8 multimillonarios controlan el 50% de las riquezas del mundo, según el sociólogo Petter Phillips en su libro “The Global Polity Elite”.  

Mientras la minoría rica se refugia en sus viviendas amplias, lujosas, con mayor acceso a servicios médicos de calidad, con la capacidad de obtener alimentos y lujos alimenticios, los pobres tienen los empleos que exponen su salud por salarios mínimos, o sufren mayor desempleo. Además, tienen que refugiarse en viviendas inadecuadas y pequeñas, sufrir la pérdida del poco ingreso que recibían, y viven tratando de satisfacer sus necesidades alimenticias de día a día. Por ejemplo, en Chicago los afro-americanos representan el 72% de las muertes relacionadas con el virus, a pesar de que representan casi una tercera parte de la población. (New York Times, Abril 2020, Black Americans Face Alarming Rates of Coronavirus Infection in Some States

La crisis del sistema capitalista, especialmente el deterioro de la situación de la clase trabajadora, ha sido intensificada por el Covid-19, pero no creada por éste. En Estados Unidos las reclamaciones de desempleo aumentaron drásticamente de poco más de 200 mil a a 6 millones en apenas cuatro semanas. Según la Organización del Internacional del Trabajo (ILO, por sus siglas en inglés) a nivel global se proyecta que aumente en 13 millones de personas desempleadas por encima de 188 millones de los ya desempleados existente. Lastimosamente la clase trabajadora saldrá más empobrecida de esta crisis.  

 Por tal razón, la clase trabajadora tiene que responder a nivel internacional. Se debe de comenzar a establecer lazos y a levantar proclamas internacionales tales como “Nuestras vidas valen más que sus ganancias”, en contra de las clases dominantes y sus intereses económicos y políticos. La lucha de clases en los años venideros se intensificará, producto de las prácticas de explotación de la clase dominante. La lucha por un mundo comunista, libre de explotación, con acceso a la salud para todos y todas, se hace más necesario que nunca.