¿Qué nos hace más daño? ¿El coronavirus, el colonia-virus o el capitalismo?

Ante esta crisis humanitaria que enfrentan los países del mundo a consecuencia de la epidemia del coronavirus, gobiernos del mundo han tomado diversas medidas para enfrentarlo. No obstante, en los recientes días el gobierno colonial de Puerto Rico, no solo ha mostrado su incapacidad para lidiar ante la epidemia de una manera rápida y efectiva, sino que ha quedado al descubierto lo peligroso de la condición colonial que mantiene Estados Unidos en Puerto Rico.

Puerto Rico, al ser una colonia, no tiene ningún poder para controlar las entradas y salidas de personas a su territorio. Tampoco controla la entrada y salida de bienes y servicios, ni la llegada y salida de aviones,  pues la aduana y la migración lo controla el gobierno imperial de los Estados Unidos. Aunque la actual gobernadora Wanda Vázquez planteó la idea de cerrar los aeropuertos, el gobierno colonial de Puerto Rico no tiene la soberanía para tal decisión y medidas de seguridad. Por eso, el gobierno ha tenido que solicitar el permiso de la Federal Aviation Administration (FAA) para el cierre de los aeropuertos regionales, reflejando burdamente la incapacidad y el ningún poder de los puertorriqueños para decidir su propio destino y, más aún, en situaciones tan apremiantes como las que está sufriendo Puerto Rico.
En estos momentos, Puerto Rico no cuenta con los suficientes kits para detectar el virus y tampoco tiene la infraestructura para llevar a cabo todas las evaluaciones de posibles casos. Aunque ya el Departamento de Salud y otros hospitales y municipios están haciendo las pruebas aquí, y no depende de que el CDC de EE. UU. evalúe las pruebas enviadas, el proceso de evaluación es lento y se sigue poniendo en peligro la vida de muchos puertorriqueños al no poder tener pronta constancia de cuantas personas realmente están contagiadas. Esta realidad podría convertir la situación de Puerto Rico en una igual o peor que las de países muy afectados como Italia, España y el propio EE. UU., quien ahora es el epicentro mundial de la pandemia.

Por otro lado, la clase trabajadora en Puerto Rico se encuentra en una situación más vulnerable y desesperante. Muchas compañías y empresas privadas aprovechan la situación para despedir empleados y no pagarle beneficios laborales ganados. Ante esta situación los trabajadores y trabajadoras necesitan mayor protección, al igual que los distintos sectores de la población más vulnerables al virus como son las personas de la tercera edad. En este momento por la situación de crisis en que nos encontramos, se necesita garantizarles retribución salarial, moratoria a pagos, rentas y deudas, garantías de asistencia alimentaria y atención médica gratuita, sin olvidarnos de que nuestro enfoque final será abolir las condiciones que conllevan a los trabajadores pasar por estas crisis. La reciente declaración del gobierno, indicando la concesión de una moratoria de pagos de deuda de tres meses, es una nube de humo. Las condiciones para otorgar esta moratoria y cuándo hay que hacer los pagos pospuestos de la deuda lo determina cada institución financiera. El gobierno de Puerto Rico se ve imposibilitado de establecer medidas y condiciones que apliquen a las instituciones bancarias. Esto refleja cómo la balanza en los mercados financieros está a favor (Wall Street y Washington) de quien controla el capital y no de los trabajadores.

El sistema capitalista que vivimos ha quedado desenmascarado. Una vez más ante la emergencia que sufrimos, se le ha dado prioridad a la economía (sistema de ganancia) sobre la vida humana. El paquete para la recuperación económica aprobado por el gobierno de EE. UU. suma $2.2 trillones. Esto incluye pagos directos a los individuos, préstamos a negocios, fondos para los pagos de seguros de desempleo, fondos para hospitales y fondos para los gobiernos estatales y locales. Los pagos a individuos será un solo pago hasta $1,200.  Aunque se amplió la cobertura del seguro por desempleo, siguen existiendo trabajadores no cubiertos como son los trabajadores del sector informal.

Durante la primera semana de marzo la Reserva Federal inyectó $1.5 trillones en los mercados de acciones para salvar el sistema financiero. Vemos que se utilizan trillones de dólares para salvar a los accionistas mientras que en el paquete firmado por Trump solo se incluye los $1,200 para cada trabajador, lo que suma alrededor de $500 billones de dólares. Mientras, de otro lado en EE. UU. los trabajadores de la salud que están en la primera línea de fuego en los hospitales, y muchos de ellos son negros y latinos, hacen malabares para salvar las vidas de los enfermos con el virus, ya que carecen de los equipos suficientes para una atención adecuada de los miles y miles de personas que ingresan. Han tenido que decidir a quién le dan un ventilador para respirar y a quien dejan morir, porque no hay suficientes para todos. Y sabemos que con la política racista de la administración de Trump,  la vida de las minorías, negros y latinos, serán los últimos escogidos a la hora de decidir quién vive o quién muere.

Se predispone la supervivencia de un sistema desigual económico que beneficia a una minoría sobre las mayorías, que son la clase trabajadora y los desposeídos. Entendemos que la economía debe ser para satisfacer las necesidades de los que producen las riquezas. Se supone que la economía esté al servicio de los seres humanos y no los seres humanos al servicio de una élite económica. La vida y el bienestar de las personas van por encima de los intereses económicos de una minoría.

Ante esto expresamos que:

  1. El bienestar de la clase trabajadora está por encima de los intereses del capital.
  2. La cura al coloniavirus es la abolición de la explotación del capitalismo colonial. La colonia nos mantiene maniatados, al no tener la clase trabajadora el poder de decidir sobre nuestro propio destino en nuestro país. Pero el virus del capitalismo, independientemente de estatus político nacional, colonia o neocolonia, pone en un segundo plano el factor humano en esta crisis.
  3. Es solo mediante la edificación de un sistema comunista donde no existirá la explotación de los seres humanos que garantice la justicia, equidad y la abolición de la explotación; que destruya por completo los designios del capital y nos conduzca al bienestar de la humanidad. Esta construcción es un proceso. Para que ocurra tiene que ser conducido por los intereses de la clase trabajadora.
  4. La emancipación de la clase trabajadora debe ser forjada por esa misma clase para lograr la abolición del capitalismo. Es un medio para  una transformación que nos vaya encaminando hacia el comunismo en solidaridad con la clase trabajadora de otros países que persiguen los mismos objetivos.

Por estas razones entendemos que no hay pandemia más grande que el capitalismo y no hay virus más letal que el coloniavirus.